martes, 13 de enero de 2009

Obama: “deferencias” magnificadas


Astillero/Julio Hernández López

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx


Espejito, espejito... (diplomático)

Autoelogios “sin falsa modestia”

Obama: “deferencias” magnificadas


El pasado viernes, reunido en Palacio Nacional con embajadores y cónsules mexicanos, Felipe Calderón retomó el camino de las críticas a su antecesor, Vicente Fox. Cuando tomó el poder, dijo el michoacano, “México tenía una relación tensa (…) con algunos países” pues, recordó, se estaba “mal” con Cuba, Estados Unidos, América Latina y “varias” naciones más. En dos años, en cambio, el calderonismo habría devuelto a México “una presencia acorde a las dimensiones y el potencial del país” y, “sin falsas pretensiones de modestia”, se habría “recuperado el liderazgo” que nuestro país “merece”.

Es en el plano diplomático donde el felipismo funda la esperanza de que algunos de sus opositores le reconozcan méritos años más delante, pues pausadamente ha ido recomponiendo los desastres provocados por los ahora vaticanamente reconocidos desequilibrios mentales del ranchero guanajuatense, cuyas confrontaciones y patanerías fueron multiplicadas por los apetitos y reajustes personales de Jorge Castañeda y la mediocridad altanera de Luis Ernesto Derbez.

Ayer mismo, en un episodio comercialmente exaltado en los medios mexicanos, aunque en los estadunidenses se tuvieron registros mínimos de lo que acá fue promovido como si fuera una medalla olímpica en los cien metros bilaterales, el optimista Calderón fue recibido por el calculador presidente electo del país vecino, Barack Obama, en una deferencia magnificada desde la posición mexicana, pues el michoacano habría sido el primer jefe formal de Estado en ser recibido en su condición expectante por quien encarna una amplia (pero acaso ilusa) esperanza de cambios que no sean solamente de color cutáneo. Nada trascendente surgió de esa reunión, pues justamente por su condición de electo no le es posible a Obama signar acuerdos o tomar decisiones que se traduzcan en hechos de gobierno. Ya se verá más delante si el gesto inaugural de quien fue candidato demócrata significa una posibilidad de que temas delicados de la relación bilateral tengan una atención menos primitiva que la prestada por los rancheros Bush y Fox, a pesar de los cantos y loas que en su momento se hicieron a aquella visita del texano al rancho de San Cristóbal, tan espectacular y mediáticamente promovida como improductiva acabó siendo.


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