martes, 27 de mayo de 2008

El largo plazo superó al terremoto

Antonio Gershenson
gershen@servidor.unam.mx

La ciudad china de Dujiangyan, cerca de Chengdu, capital de Sichuán (antes la conocimos como Szechuan, región de origen de una comida picosita), está al mismo tiempo muy cerca del epicentro del terremoto. Sí, el de ahora, el grandotote. Y algunas de las primeras noticias que llegaron de Dujiangyan eran sobre varias escuelas derrumbadas, lo mismo que filas enteras de casas y por lo menos un hospital. Todo, con su secuela de muertos.

Pero esta ciudad es también historia. Está en la orilla de un río que, según la fuente de información, se llama Min, Ming o Minjiang. Es afluente del Tangtsé, el mayor del continente. Como en otros lugares de China, en época del monzón, cada cierto número de años había inundaciones catastróficas con las aguas crecidas de este río. Hace 2 mil 300 años decidieron resolver el asunto y lo hicieron con una visión de largo plazo. Construyeron presas bajas y modificaron la forma de las montañas. Para romper las rocas de éstas las calentaban lo más posible y luego, de golpe, las enfriaban con agua para que se “tronaran”. Las montañas, ya con su nueva forma, fueron parte del sistema. No sólo hicieron las grandes obras, sino que dejaron instrucciones escritas en grandes caracteres para su mantenimiento. En especial, ponían acento en el desazolve, en conservar la profundidad del río sacando arena, piedra, basura o lo que hubiera en el fondo.

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Muy interesante trabajo de contextualización de una monumental tragedia a partir de un fenómeno natural.

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