Una muy lúcida observación sobre los habituales "decires" espontáneos del presidente de México, en este caso al comentar la cruenta guerra contra el narco que a diario mutila familias por ambos lados, "los buenos y los malos".
Carlos Monsiváis
A primera o cuarta lectura resulta incomprensible el alegato del presidente Felipe Calderón, a propósito de la ola criminal que ha sometido al país a muy elevadas cifras de muerte y muy considerables cuotas de pánico. “Lo que comentaría con ustedes —les afirmó a los empresarios de Puebla— es que si hay polvo saliendo de las ventanas, yo diría que no se preocupen, estamos limpiando la casa y poniéndola en orden. Pero vamos terminar esa tarea” (4 de junio de 2008). Brotan las preguntas o los asombros.
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